lunes, 20 de septiembre de 2010

Alcalde Por Un Día

Recuerdo que hace unos años después de jugar al Theme Park World ( y cansarme de que no vaya gente a mi precioso pero a la vez humilde e incomprendido parque de diversiones) me decidí a jugar al SimCity4 con el simple objetivo de comprobar si solamente era un pésimo administrador de parques o si también podría llegar a ser un pésimo Intendente, Alcalde, Jefe de Estado o Presidente. Al comienzo no me iba muy bien, perdía mucho dinero mes a mes y con prestamos iba construyendo un par de cosas, pero luego de unos años empezó a llegar mas gente, recaudaba mas impuestos, podía crear casas para los habitantes, autopistas, carreteras, escuelas, museos, bibliotecas, industrias y comercios. Escuchaba a todos mis secretarios, cuando el de transporte me decía que había que mejorar las calles, le daba mas presupuesto. Cuando el secretario de medio ambiente me decía que cierta empresa era peligrosa simplemente la cerraba y la rechazaba de mi territorio. Los habitantes me amaban, hasta construían monumentos en mi honor. Me preguntába ¿por qué si yo puedo hacer estas cosas nuestros gobernantes en la vida real no las hacen?, llegue a la conclusión de que no están capacitados para estar en el puesto que ocupan y que a la ciudades la deberían manejar personas como yo, alguien que construya universidades a donde no las hay y hospitales donde se necesitan. En un momento de euforia y locura empecé a insultar a los políticos: “hijos de puta!”, “forros de mierda dejen de robar!” gritaba sin parar mientras construía otra plaza. Después de un tiempo nosé como ni por qué pero se me subió el humo a la cabeza y le empecé a subir los impuestos a los ciudadanos, industrias y comercio, dejé de escuchar a las personas que me rodeaban y me daban consejos. No construí mas universidades ni hospitales, y a los que estaba edificando los dejé a medio hacer con los techos casi cayéndose. La ampliación del subte que había prometido cuando arranque ni siquiera se había iniciado 4 años mas tarde, descuide el crimen y la ciudad se volvió tierra de nadie. Entre las huelgas de los maestros y los cortes de ruta estaba con la soga al cuello, saque mi cabeza por un segundo de la pantalla para ver si se me ocurría algo, cuando gire nuevamente lo ultimo que vi fue a la gente saliendo de sus casas como una estampida de toros hacia la calle, con sus cacerolas en la mano y  al grito de “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Justo en ese momento inoportuno se corto la luz de mi casa, se me apagó la PC y volví a la realidad, a ser uno de esos ciudadanos que salían a la calle con sus cacerolas en la mano. El resto de la historia es conocida.

3 comentarios:

  1. Extrañaba esa prosa ácida y lúcida, tan típica tuya, Leo. Que me encanta.
    Supongo que lo que te pasó en ese juego de rol, es lo mismo que le pasa a los "hombres públicos", el poder los corrompe, la fama los mal cría, y el dinero los engorda.
    A todos los políticos, deberían exigirles practicar en esos juegos de rol, antes de firmar por los puestos a los que son asignados, para que ensayaran y aprendieran antes de echar todo a perder, irremediablemente.
    Besos.

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  2. Nunca me gusto la vida de politico
    Saludos Leo :)

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  3. Me gustó tu historia! Muy real.

    Gracias por pasarte!
    un saludo.

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