martes, 16 de abril de 2013

La Ultima Noche

En cada esquina cuadrada recorro un camino en circulo para tratar de mirar para el lado opuesto al que me encuentro, colmado de miedo miro el cielo, y le suplíco: “Escondéme, escondéme por favor”. En éste sitio donde todavía no llegó la electricidad, los rastros de las sombras nunca llegan a la noche, se mueren cuando cae el sol,  y los mamíferos voladores de la madrugada acompañan mi camino emulando una especie de música de fondo. Después de caminar, correr y trotar durante toda la noche en un descuido tropecé, el siguiente recuerdo es estar atrapado en una jaula formada por personas, o quizás estaban intentando reanimarme, abanicando aire con sus remeras y pegándome en el pecho. Antes muerto que cautivo.

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